Nuestro equipo multidisciplinario estudia al paciente en el aspecto clínico, nutricional y mental determinando el diagnóstico y procedimiento adecuado para su condición.

Se inicia un plan nutricional personalizado que nos permita incrementar la probabilidad de éxito durante la intervención. En esta etapa el paciente debe comprometerse a cumplir con el mismo y empezar el cambio en su estilo de vida.

El procedimiento se realiza por vía laparoscópica, lo cual reduce la probabilidad de complicaciones y mejora el tiempo de recuperación pudiendo reintegrarse a sus actividades cotidianas 24 horas después.

La pérdida de peso se evidencia inmediatamente logrando una estabilidad entre 6 a 12 meses después del procedimiento; por lo que es indispensable mantener un soporte nutricional y psicológico para conseguir una mejora sostenible.